Las innumerables y entusiastas seguidoras de Jesulín de Ubrique se han llevado a buen seguro un susto de muerte, pero finalmente la cosa parece estar a salvo. El diestro entraba a matar al quinto toro en Villacarrillo, Jaén, en la tarde del sábado, cuando el morlaco le propinó una cornada con tal atino que le evisceró el testículo derecho y le desgarró la piel del pene. Con aplomo torero y del otro, lo primero que le preguntó Jesulín al médico que le atendió en la plaza fue: "¿Me ha capado el toro, doctor?". Afortunadamente, no fue así.Por deseo propio, el diestro fue trasladado ayer en ambulancia desde Jaén hasta la clínica Sagrado Corazón de Sevilla. Para recibirle no había ninguna admiradora, pero sí media docena de paparazzi que lo frieron a fotos en los escasos tres metros que separaban la ambulancia de la puerta de la clínica -infranqueable por primera vez para la prensa, acaso debido al efecto Diana -. "¿Cómo estás, Jesulín?", le preguntó un reportero. Jesulín iba medio aturdido por los analgésicos, y lo único que atinó a responder fue: "Jodido.
El sábado, el diestro le vio los cuernos al toro más cerca que de costumbre. El quinto de la tarde -para que luego digan que no hay quinto malo- lo empitonó en la zona más delicada de su anatomía torera, y el resultado fue, según el parte médico, "una herida incisocontusa con trayectoria ascendente hacia conducto inguinal externo con evisceración del testículo derecho y otra trayectoria hacia la raíz del pene con desgarros
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sábado, 14 de noviembre de 2009
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